Investigación de Nulinga identifica los países de Latinoamérica con mejor nivel de inglés

Por Renata Maldonado, Directora de Recursos Humanos de Natura &Co México.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula en 1,000 millones de dólares el costo anual derivado de la falta de estrategias y programas a favor de la salud mental de los trabajadores. En México, el ausentismo laboral, relacionado a padecimientos mentales, o neurodivergencias, se traduce en una disminución del 23.8% de la productividad, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS). Al interior de las organizaciones, la salud mental ha dejado de ser un tema tabú. Y las áreas de gestión de talento han sido las encargadas de levantar el velo y abrir la conversación sobre el tema.

No obstante, la práctica no es generalizada, sobre todo porque directivos, inversores y líderes ignoran el impacto que la salud mental puede tener en una empresa. A eso habría que añadir que solo el 35% de los países cuentan con programas de promoción y prevención de la salud mental en los centros de trabajo. De acuerdo con el Informe Mundial sobre Salud Mental, de la OMS, la depresión y la ansiedad causan, cada año, una pérdida de 12,000 millones de días laborables, lo que deriva en una merma de casi un billón de dólares a la economía mundial.

Cabe señalar que desde el 2018, en el caso de nuestro país, con la implementación de la NOM035 por parte de la STPS, son vigentes las multas de hasta 500 mil pesos a las empresas que no prevengan factores de riesgo psicosocial en sus espacios. Por esa razón, los líderes de RH están obligados —no solo en términos legales, sino éticos— a priorizar la salud mental de sus colaboradores a través de diversas estrategias y soluciones concretas, y de fácil acceso.

Pero empecemos por el inicio: ¿cuáles son los riesgos para la salud mental en el trabajo? De acuerdo con la OMS, factores como cargas o ritmos de trabajo excesivos; horarios prolongados; condiciones inseguras o deficientes; violencia, acoso u hostigamiento: discriminación y exclusión; una cultura organizacional que tolera comportamientos agresivos, entre otros, pueden desencadenar una crisis de salud mental. Si los factores antes enumerados fuesen un mapa conceptual al centro estaría la cultura organizacional y debajo de esta todos los demás, como ramificaciones de ese elemento macro. De ahí la importancia de la cultura como factor primordial, esencial, para prevenir los riesgos para la salud mental.

A lo anterior habría que añadir que la pandemia, según los cálculos más moderados, provocó un aumento del 25% de los trastornos de ansiedad y depresión entre la población.

Entonces, ¿qué podemos hacer, desde las áreas de Recursos Humanos (RH), para prevenir, atender y contener las crisis de salud mental entre nuestros colaboradores? A continuación, enumero algunas estrategias y programas para promover la salud mental en el trabajo.

Promover un ambiente laboral positivo: Es importante que los empleados sientan que pertenecen y son valorados dentro de la empresa. En ese sentido, RH debe de permitir canales para que los colaboradores expresen sus problemas y la percepción que tienen sobre la organización.

Implementar programas de bienestar: Entre la gama de compensaciones y beneficios, la atención del estrés y la salud mental es primordial. Estos programas pueden incluir terapia de grupo, meditación, yoga y otros servicios de apoyo.

Ofrecer herramientas tecnológicas: Esto se puede implementar a través aplicaciones de meditación y mindfulness, y herramientas de seguimiento de la salud mental para ayudar a los empleados a mantener un registro de su bienestar emocional.

Implementar políticas y protocolos de atención al mobbing: Esto puede incluir la capacitación y sensibilización, tanto para empleados como gerentes, con el fin de prevenir el acoso laboral y el hostigamiento. En algunas empresas, por ejemplo, existen unidades de género que gestionan denuncias de este último tipo.

Incluir a personas con neurodivergencias en la plantilla: Es importante que los empleados con neurodivergencias, como el Trastorno del Espectro Autista o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) —que también se manifiesta en adultos—, sean incluidos en las políticas y programas de bienestar. Esto puede reflejarse a través de adaptaciones razonables en el lugar de trabajo.

La salud mental, de acuerdo con los médicos y otros especialistas, es una línea continua entre la sanidad y la enfermedad, es un fenómeno dinámico, multifuncional y multicausal. Por tanto, componentes como la familia, ciertas disposiciones genéticas, la sociedad misma y el entorno de cada persona influyen en el bienestar emocional. A pesar de ello, a las áreas de RH, nos corresponde encabezar esta cruzada e impulsar los cambios necesarios para garantizar espacios seguros de trabajo. La salud mental de nuestros colaboradores debe ser, sin lugar a duda, una de nuestras prioridades estratégicas.

 

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