Qué nos dicen los múltiples “silencios” en el ambiente laboral

Ha llegado el momento de entender y enfrentarse a los movimientos como el "quiet quitting" y  "quiet ambition".

Es cada vez más común que personas de distintas edades encuentren en el ambiente laboral una realidad que las paralice a un punto en que no tienen ganas ni motivación para seguir adelante, haciendo que la renuncia y el abandono de sus planes profesionales sean la única solución. Esa premisa, que no permite a las personas ver perspectivas reales de cambio positivo en sus entornos laborales, fue lo que popularizó en los últimos años el "quiet quitting" o "renuncia silenciosa".

Pero este no es el único término involucrando “silencios” a convertirse en algo común y corriente en el ecosistema corporativo moderno. Actualmente, cansados de vivir bajo presiones personales, exceso de reuniones, metas irreales y políticas de bienestar y sostenibilidad mal aplicadas, muchos profesionales se lanzan hacia otras incertidumbres en busca de una vida mejor. Y aunque no lo creas, eso también tiene nombre, el "quiet ambition".

Pero, ¿qué hace que los profesionales, sobre todo los más jóvenes, decidan tener poca ambición y quedarse en “silencio”? Bueno, las razones son muchas, pero principalmente la busca por equilibrar su vida personal y profesional, valorando más su salud física y mental que su carrera y rechazando cargos de liderazgo.

Según un informe publicado por la consultoría Gallup, el 91% de los seguidores de estos movimientos “silenciosos” citan el estrés, la presión por trabajar más horas y las responsabilidades relacionadas con el liderazgo como factores para no aceptar una promoción. Solo el 4% de los entrevistados dijeron tener la intención de convertirse en ejecutivos de alto nivel. En la parte superior de las prioridades de este grupo, lo que realmente quieren es pasar más tiempo con la familia y amigos (67%), tener una mejor salud física y mental (64%) y viajar (58%).

Ya no quedan dudas que la vida entre pantallas y el aumento de la intolerancia han afectado el desarrollo de las habilidades socioemocionales de los más jóvenes. Las diferencias entre la Generación Z y los “Baby Boomers” incluso han obstaculizado la conexión entre colegas de trabajo y el desarrollo del sentido de pertenencia de los novatos en las organizaciones. Por eso, al que todo indica, el ecosistema laboral está sufriendo una nueva división global de género entre los jóvenes, lo que podría convertirse en un gran desafío en las empresas.

Todo es “quiet”: ¿qué nos dicen estos múltiples silencios?

La principal hipótesis para tanto “silencio” tiene mucho que ver con la falta de seguridad psicológica en nuestra sociedad, con énfasis en las empresas, creando espacios para cuestiones emocionales, así como temas raciales, de género y LGBT+.

Muchas veces, la renuncia es la consecuencia del cansancio de tratar de mostrar valores y competencias. También puede ser la falta de fe en la cultura de la empresa, que promete y no cumple, impidiendo que el profesional se exprese con autenticidad, su manera particular de ser y estar en el mundo.

Otro punto a destacar es que los jóvenes no quieren ser vistos solo como profesionales y ser reconocidos por su identificación o su cargo. Las nuevas generaciones han entendido que su dignidad va más allá de su carrera y que, para vivir bien, es necesario tener una vida fuera del horario laboral. Por eso, ante números e hipótesis, se podría afirmar que la longevidad de una empresa depende de convertir la felicidad y el bienestar de los equipos en un factor estratégico, potenciando las prácticas de ESG y de sostenibilidad de la organización.

Aplicar la felicidad en el ámbito corporativo, de manera coherente y ética, está lejos de ofrecer prácticas que paralicen y silencien a los colaboradores. En este contexto, es necesario revertir la lógica, tanto de parte los líderes como de recursos humanos y de los propios colaboradores.

El silencio de la tranquilidad, la soledad y la meditación deben ser siempre bienvenidos. Sin embargo, el silencio como resultado del miedo y de la resignación, no. Por lo tanto, la felicidad necesita tener voz para expresar toda la potencia y virtudes presentes en la mente de todas las generaciones.

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